Un viejo que leía novelas de amor.
Es esta una breve novela del cineasta y escritor chileno, Luis Sepúlveda muerto recientemente. La novela se la dedica al activista fallecido Chico Mendes, gran amigo del escritor, este es también activista ecológico. La obra alcanzó un gran éxito. Obtiene el premio Tigre Juan (Oviedo), es traducida a unos más de 60 idiomas y es leída por unos 16.000 millones de personas. Es llevada al cine.
Con un narrador en 3ª persona y dos espacios determinados, el Idilio y la selva que habitan los shars donde se plantea principalmente el contenido de la novela. El personaje central, Antonio José Proaño Bolivar es un viejo dedicado a leer novelas de amor, cuando las conoce a través de Rubicundo Rechamín. Su lectura es frecuente y lo salva en momentos duros y de su propia soledad.
Es curioso destacar el nombre de los personajes como el del propio autor, su esposa: Encarnación del Santísimo Sacramento Estupiñá Otavelo, el compadre Nushiño, los indios shars, también conocidos como jíbaros, el alcalde, sólo referido así por su cobardía, su obesidad y su abuso al cobrar impuestos. Se le conoce también como el baboso y cobarde, sobre todo cuando compra con sucres a Antonio José. El alcalde y un grupo que han formado una expedición hacia la selva, se retiran y deja a Antonio José solo con la tigrilla a quien le han matado a su tigre y a sus crías, las triguillas. Entre esta y Antonio José se establece una lucha por la cacería del uno por la otra. Al final vence, insatisfecho, José Antonio Bolivar “enseguida arrojo con furia la escopeta y la vio hundirse sin gloria, bestia metal indeseada por todas las criaturas.”
En toda la novela se observa una crítica política y social frente a la destrucción de la Amazonia por el hombre blanco, tema este central en la obra “pero las aves sabían que poderosas lenguas avanzaban desde occidente hurgando en el cuerpo de la selva”.
Enormes máquinas abrían caminos lo que hace que los shars, indios nómadas. comiencen una retirada hacia el interior de la selva, aumentan su movilidad y dejan atrás a a Antonio José. No perdonan a este el que no pudiese dar muerte a su compadre Nushiño.“Enormes máquinas abrían caminos y los shars aumentaron su movilidad”.
Se une a este tema central, otros como la búsqueda del oro y la compra del veneno de las serpientes por parte de los boticarios.
Al final Antonio José Bolivar Proaño decide regresar hacia su choza, maldiciendo a todos los que destruyen la naturaleza “se hecho a andar en pos del Idilio, de su choza y de sus libros que hablaban de amor con palabras tan hermosas que a veces le hacían olvidar la barbarie humana.”
La lectura de esta pequeña novela es ágil y amena. Se unen a ella notorias figuras retóricas como la metáfora y las enumeraciones. Esto da mayor frescor a su lectura.
La Laguna a 13 de Junio de 2020.
Carmen Dolores Quintero González.