Las gratitudes, Delphine de Vigan
Estamos ante una novela realista, humana y conmovedora que nos ha hecho reflexionar sobre dos temas muy importantes: la vejez y la importancia del agradecimiento. Saber dar las gracias y manifestarlo antes de que sea demasiado tarde.
En una entrevista la autora manifestó que el tema de la gratitud siempre ha sido una de sus inquietudes. De hecho esta novela es una muestra de agradecimiento a su tía Monique que desempeñó un papel importante en su vida porque cuidó de ella y de su hermana mientras su madre estuvo internada aquejada por problemas mentales. No pretende transmitir un mensaje moralizante. El objetivo es indagar en el sentimiento de la gratitud y admite que “somos agradecidos si reconocemos que estamos en deuda con alguien”.
Michka es una anciana de origen judío. Pierde la capacidad de expresarse porque padece de
afasia y cambia las palabras por otras inventadas. Al perder su autonomía ingresa en un geriátrico. Con un estilo sencillo, porque apenas utiliza recursos literarios, la novela se desarrolla a partir de monólogos y diálogos entre tres personajes: Michka, Marie, una joven
vecina y amiga de la anciana y Jérôme, el logopeda del centro. Las historias de estos personajes se entrecruzan y Jérôme y Marie se involucran en el último deseo de Michka: darle las gracias al matrimonio que la salvó de morir en un campo de exterminio cuando era niña.
Nos hemos fijado en las reflexiones de estos dos personajes porque a partir de ellas se ha enriquecido la participación en la tertulia. Jérôme: “ Soy logopeda. Trabajo con las palabras y
con el silencio. Con lo que no se dice. Trabajo con la vergüenza, con los secretos, con los
remordimientos. Trabajo con los recuerdos que ya no están. Trabajo con el dolor de ayer y con
el de hoy. Con las confidencias. Y con el miedo a morir. Forma parte de mi oficio.” (Pág114)
Marie. “Hoy ha muerto una anciana a la que yo quería”. “A menudo pensaba: le debo tanto”
O: “Sin ella, probablemente ya no estaría aquí”. Pensaba: “Es tan importante para mi”.
(Pág.12).
Hemos disfrutado con la lectura de esta novela. Sus personajes son entrañables. Se habla de
las dificultades de envejecer, de perder la autonomía, de estar en un geriátrico…pero también
del amor del compañerismo, de la empatía y sobre todo de la gratitud. La verdadera gratitud.
La sincera, ese sentimiento que nos obliga a corresponderles a las personas a las que les
debemos tanto y que han sido importantes en nuestras vidas.
Emilia Méndez Pérez