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El pasado día 15 de septiembre concluyó el viaje  a Rusia organizado por la Asociación, el último del curso 2018-19.
Este viaje se centró fundamentalmente en Moscú y San Petersburgo.

Moscú fue una sorpresa. Imaginaba que dejando aparte la Plaza Roja, El Kremlin y el famoso metro, estaría formado por edificios lúgubres y soviéticos. Muy al contrario: salvo excepciones, los edificios del centro son austeros pero bonitos, de poca altura; las calles, anchas (y muy limpias) y preciosos parques. El metro, organizado y limpio, a pesar de que circulan por él miles de personas cada día. También hay que mencionar las iglesias, bien conservadas, el museo de pintura Tretiakov (pintura rusa) y los grandes almacenes de la plaza Roja, de finales del XIX.

Es difícil hablar de San Petersburgo con pocas palabras. Es lo más espectacular en ciudad que yo haya visto nunca. Palacios y palacios, El Hermitage, que es una joya, no solo el contenido, sino el continente, el Neva y sus canales…Fue interesante la visita a Kronstadt, que sufrió mucho en el asedio durante la Segunda Guerra Mundial, y su  Catedral Naval,  grandiosa, con un toque oriental y esa luz…

Para resumir y no cansar, porque esto daría para mucho, los hoteles, nuevos y céntricos; las comidas en general, buenas (para mi gusto) y el tiempo excepcionalmente veraniego según los rusos. 

Como ocurre en todos los lugares famosos: masificación, inevitable en sitios como el Hermitage. La organización muy buena y las dos guías, muy preparadas, nos dieron una visión, cada una a su manera, del país. Son conservadores en las costumbres, religiosos, con un fuerte sentimiento patriótico. Muy marcados por su historia. 

Hemos sido puntuales y hemos madrugado lo que ha hecho falta, ya que ante tanta riqueza cultural, hemos tenido un programa cargado de visitas.   

¡ Una buena experiencia!

                                                                           Isabel  Marian