Archivo por meses: octubre 2021

Club de Lectura. Comentario

Elcultural

   LOS OJOS CERRADOS, Edurne Portela

La autora nos tiene acostumbradas a hablar de violencia en sus novelas. Lo comprobamos cuando leímos Formas de estar lejos, cuyo tema principal era la violencia de género. En este libro habla de la represión y los traumas que sufre la población civil después de la guerra, es decir, la violencia histórica y su memoria. No es un relato sobre la Guerra Civil Española porque tiene un sentido universal: el horror y la brutalidad de la guerra. Por eso se deslocalizan el lugar y el contexto histórico donde ocurren los hechos. No obstante los lectores la identificamos con la guerra civil.
La estructura externa de la novela se inicia con una dedicatoria “A José Ovejero, la llava de todas mis puertas”. Le siguen 46 capítulos sin título y de pocas páginas de extensión. Finaliza con un apartado de agradecimientos y nos ha parecido muy emotivo el que dirige a su padre y al abuelo que no conoció.

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UN CAMINO «MÁGICO»

CAMINO DE SANTIAGO – 2021

DE SARRIA A SANTIAGO

El día 19 de septiembre de 2021 fue la fecha de inicio para que se cumpliera las ilusiones que habían  quedado interrumpidas en el 2020 por el COVID.  Esta última etapa ha significado para una parte del grupo el culmen de un largo camino que había comenzado en el 2013, en Roncesvalles, y para otros, un gran descubrimiento emocional.

Hablar de esta etapa me es un tanto difícil porque para mí el Camino ha tenido un significado que quizás no lo tenga para otros. No voy a enumerar lo que se hacía cada día ya que eso está en el programa. Solo voy a hablar de mis impresiones y de lugares en concreto.

Comenzamos en Sarria (Lugo) donde nos quedamos en el 2019 y a medida que íbamos avanzando, nuestras ilusiones y alegría aumentaban por la visión tan espectacular que se nos presentaba. A lo largo de esta etapa hemos podido observar aldeas y campos maravillosos, que a veces parecía hacer daño a la vista de lo preciosos, bosques con comunidades vegetales de castaños, robles, encinas, hayas…y  pasillos enmarañados de vegetación formando una larga bóveda. Ha sido tan espectacular que para cualquier sitio que mirásemos nos enamoraba. No quiero olvidar aquellas aldeas llenas de encanto  por las que pasábamos y donde podíamos presenciar cuál era su sustento: mucho minifundio, ganado (vacas, sobre todo) y la amabilidad de su gente al preguntarles. A medida que nos acercábamos a Santiago, el paisaje fue cambiando. Grandes parcelas o latifundios de monocultivos, como el millo y grandes casas, no por ello más feo.

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