Brazo de mar
Hoy la marea está baja. A lo lejos se escucha el ruido del motor de las barcas de los pescadores que vienen de recoger el pescado de las nasas, que han ido a echar desde muy temprano. Cada uno tiene sus marcas.
Como los pescadores, ellos también tienen su propia marca. Suelen colocarse frente al morro Cuba.
Él es un tanto grueso, el pelo con una calva y una barba no excesiva. Suele llevar un bañador azul pálido a mitad de pierna y unas sandalias llamadas cangrejeras, que yo conocí desde mi infancia, pero que nunca usé. Siempre me gustó sentir un profundo placer con el cosquilleo de mis pies bajo la arena, la piedra, el agua arenosa…
Aquel hombre tenía una mirada de hombre de bien, de alguien comprometido con la polis. Parecía una persona buena. Sigue leyendo →