La novela empieza con una escena sobrecogedora: un niño que huye y se esconde mientras lo persiguen el alguacil y sus dos ayudantes. El lector asiste a su miedo y angustia mientras el tiempo transcurre lentamente. Del niño no sabemos ni su nombre ni el motivo que lo ha obligado a huir, es a través de sus recuerdos como se va desvelando la angustia que lo atormenta. También desconocemos los nombres de los lugares donde transcurren los hechos y de los personajes.
Este es un relato lineal y un narrador omnisciente nos cuenta que vivía en un pueblo que fue próspero, pero que sus vecinos se vieron obligados a emigrar a causa de la sequía. Como su familia no emigró llevan una existencia en el pueblo en condiciones extremas donde impera la violencia.