CLUB DE LECTURA COMENTARIO

Foto: Periférica

                                                                   
 La casa del tiempo
, Laura Mancinelli

Estamos ante una novela intimista en la que se elogia la vida sencilla de los pueblos y se nos invita a disfrutar de la naturaleza. La autora nos traslada a la campiña italiana utilizando una prosa sencilla y efectista valiéndose de un narrador omnisciente para contar la historia de Orlando. Este es un pintor que atraviesa un mal momento porque ha perdido la inspiración. Hace años que dejó su pueblo natal y vive en la ciudad, pero acude por un certificado de nacimiento y tiene una avería en el coche. Mientras se lo arreglan compra una casa sin saber por qué. A medida que avanza la trama veremos que la presencia de la casa es fundamental porque actúa como un personaje más. Fue la vivienda de la maestra que desempeñó un papel importante en su infancia. Allí suceden hechos insólitos e inusuales porque se encarga de  elegir o rechazar a las personas que quieren instalarse en ella. Así, no admitió a un hermano y cuñada de Orlando o a una amiga del protagonista que pretendía pasar un fin de semana. Sin embargo acepta a Orlando, a Placido y al niño. Por otra parte aparecen fenómenos sorprendentes relacionados con la naturaleza que no tienen explicación:  vemos como reverdece un laurel de un tocón viejo, o  cuando nace una planta de romero sin saber quien la plantó, la muerte de la pareja de mirlos, el gato negro que se queda a vivir, las orugas…Y otros sucesos inexplicables; el más significativo es la aparición de un niño que toma la costumbre de visitar diariamente al protagonista. Orlando conoce el pasado infeliz de la maestra a través de sus recuerdos infantiles y de las conversaciones con su amigo Placido. Es importante el viaje interior que realiza el protagonista, cómo redescubre su pueblo y siente que pertenece a ese lugar. Los paisajes que cambian con las estaciones, los colores y olores, la  vida sencilla, la comida, el contacto con la naturaleza consiguen que recupere la inspiración y vuelva a pintar.

                                                                                           Emilia Méndez