Los días del abandono, Elena Ferrante
Desde que comenzamos a leer este libro se nos anuncia el acontecimiento que se va a relatar: el abandono. A Olga la deja su marido después de quince años de matrimonio sin dar explicaciones. Descubre que la deja por otra y que la ha engañado desde hace tiempo. La ruptura surge sin que lo espere porque siempre se ha esforzado por mantener la estabilidad en su matrimonio. A partir de ese fatídico día de abril y durante unos meses entra en un estado de desvarío que hacen peligrar su vida y de los que están a su cargo; sus hijos y el perro. Esto lo narra en pasado porque todo lo que cuenta ya ocurrió. La autora para ahondar más en la decadencia a la que se enfrenta la protagonista acude a dos referentes en la literatura: Ana Karenina y La mujer rota, claros representantes del drama de la mujer traicionada, víctimas de la vida que eligieron.
Estamos ante una historia nada trivial ni superflua porque tiene peso emocional y trata el tema de la ruptura con tanta realidad que en algunas secuencias puede producir rechazo en el lector. Asistimos expectantes a la reacción de Olga ante los acontecimientos que tiene que afrontar. Primero muestra incredulidad; piensa que Mario volverá, que puede tratarse de un vacío existencial, quiere recuperar a su marido. Se pregunta en qué ha fallado… Pero cuando descubre cómo la ha traicionado es incapaz de aceptarlo y explota. Pasa por el miedo, los celos, la irresponsabilidad, la venganza. Desvaría con lo que Mario hace con su nueva pareja. El abandono la transforma, muestra lo peor de sí misma. Aparecen sus rasgos napolitanos que tanto corrigió. En efecto, esta pareja es de Nápoles, pero se establecen en Turín. Son de origen humilde, pero han estudiado y han ascendido socialmente. Olga perfeccionó el italiano normativo y dejó el dialecto. Ahora que ha caído se vuelve vulgar, empieza a gritar, a utilizar el vocabulario obsceno y soez y a descuidarse. Además se obsesiona con el recuerdo de “la Pobrecilla”, una mujer de su barrio que enloquece también por una situación parecida y acabó suicidándose.
El momento crucial del relato ocurre cuando queda encerrada en el piso con uno de sus hijos enfermo y el perro moribundo. ¿Será capaz de reaccionar ante esta situación límite o sucumbirá como “la Pobrecilla”?
La autora trata de forma muy verosímil el tema del abandono y además indaga en la vida de las mujeres que por decisión propia renuncian a sus aspiraciones personales para dedicarse al cuidado de sus hijos y de su hogar. Olga quería ser escritora y es la que se sacrifica en la pareja para que su marido progrese.
Emilia Méndez Pérez