LEVIATÁN
“Todos los Estados reales son corruptos”, Ralph Waldo Emason. Con esta cita tan llamativa reflexionamos qué relación puede tener con el contenido de esta novela.
La obra comienza por el desenlace. Un hombre muere destrozado al borde de una carretera mientras manipulaba una bomba. Se desconoce su identidad y agentes del FBI están investigando los hechos. Al leer en la prensa esta noticia, un escritor intuye que la víctima puede tratarse de un íntimo amigo suyo y quiere escribir sobre él antes de que puedan aparecer otras versiones falsas. Su intención no es justificarlo, sino mostrar la verdad. A partir de aquí Peter Aaron nos cuenta la historia de Ben Sachs y su propia vida desde que se conocieron unos quince años antes. No se trata de una novela autobiográfica, pero hay bastantes paralelismos entre Aaron y Paul Auster. Así, observamos que personas reales y acontecimientos de su vida aparecen en la ficción, con lo que la credibilidad en lo relatado aumenta. El estilo ingenioso de Auster nos seduce una vez más y asistimos a sus recurrentes recursos literarios. Afirmamos esto porque aquí están presentes las historias que se cruzan, las anticipaciones, igual que la complejidad de la trama y también cómo resulta determinante el azar y las casualidades porque generan hechos imprevisibles y que influyen decisivamente en el destino de los personajes que el autor describe con un alto grado de detalles.
La verdad se convierte en el eje estructural del relato. Los personajes cuentan a otros personajes distintas versiones de lo ocurrido y se da libertad al lector de creer al que quiera destacándose los valores de la amistad y la lealtad .
En cuanto a los personajes, todos nos han parecido interesantes, pero nos centramos en dos por las peculiaridades que presentan. En primer lugar, María Turner, mujer excéntrica, inspirada en la conceptualista francesa Sophie Calle, a la que el autor agradece en su libro que le permitiera mezclar la realidad con la ficción. María desempeña un papel muy importante en la obra porque en torno a ella se desencadenan los acontecimientos más relevantes de la trama. Se la describe como artista, fotógrafa, otros decían que era conceptualista, tal vez escritora…Lo que sí está claro es que personifica la catástrofe. Recordemos los episodios de la agenda de direcciones, el cambio de identidad con su amiga Lillian y sus consecuencias o su actuación como terapeuta de Sachs después del accidente de la escalera de incendios. Pero lo más crucial en el desarrollo de la historia fue el error de Sachs al acudir a ella cuando estaba aterrorizado después de los asesinatos porque el asunto se hubiera solucionado de otra manera.
A continuación hablaremos de Ben Sachs. Es este personaje el que se encarga de manifestar la crítica política y social en la obra. Muestra una oposición dura y moralista a la época en la que le ha tocado vivir. Protesta porque el mundo se ha vuelto intolerante, hay un ascenso de la derecha y no hay una oposición efectiva. Es un idealista convencido, defensor de la libertad y discordante con los convencionalismos sociales. A través de los diálogos que mantiene con Aaron y sus preferencias lectoras, conocemos sus convicciones políticas. Por citar alguno, admiró a un anarquista, Henry David Thoreau, autor de La desobediencia civil. Schas fue un escritor muy reconocido en su momento, aunque sólo escribió un libro, muy elogiado cuando se publicó y que se convirtió en una novela de culto, El nuevo coloso. Se nos presenta como una persona íntegra que vivió de acuerdo con sus ideas. Estuvo en la cárcel porque se negó a alistarse para luchar en Vietnam. Su declive comienza cuando no hacen la película basada en su libro. Se agudiza la crisis de los cuarenta a raíz del accidente, caída del cuarto piso, cuando veía los fuegos artificiales en la celebración del primer centenario de la Estatua de la Libertad. A esto le añadimos dos sucesos más que no vamos a desvelar, únicamente citamos esta reflexión: “Lo real va siempre por delante de lo que podemos imaginar”. “Las invenciones nunca pueden igualar el carácter imprevisible de lo que ocurre en el mundo real.”
La Estatua de la Libertad está muy presente en la vida de este personaje. En su novela reflexiona sobre el valor que tiene este símbolo para los americanos. Su madre también cuenta una anécdota que protagonizó cuando siendo él muy pequeño subió con otro niño de su edad sin la compañía de ningún adulto hasta la parte más peligrosa de la Estatua. Sobre este episodio Sachs se muestra irónico con el concepto de libertad: “Fue mi primera lección de teoría política. Aprendí que la libertad puede ser peligrosa. Si no tienes cuidado, puedes matarte.” Cuando sí que sufrió un accidente fue en la celebración del primer centenario de la estatua. Finalmente, se convierte en el Fantasma de la Libertad. Su misión era colocar bombas en las réplicas de las estatuas de la libertad por todo el país, asegurándose antes de que nadie fuera herido ni alcanzado por la explosión. En la colocación de las bombas no actúa como un terrorista, sino que pretende despertar la conciencia de los ciudadanos, al entender que el símbolo de la Libertad no es respetado, que la hipocresía del pueblo norteamericano decepciona a su monumento, pues se le está dando la espalda a los valores que representa. Con esta nueva forma de protesta consigue tener muchos seguidores y se convierte en un héroe anónimo.
El personaje de Sachs, nos hace reflexionar sobre la defensa de nuestras convicciones ante una realidad a veces contraria y hasta qué punto podemos o debemos mantenernos fieles a ellas.