CLUB DE LECTURA : COMENTARIO

250px-Gabriel_Garcia_MarquezDel amor y otros demonios, Gabriel García Márquez

La novela comienza con una cita de santo Tomás de Aquino: “Parece que los cabellos han de resucitar mucho menos que las otras partes del cuerpo”. A continuación, un prólogo que trata de dar verosimilitud a los hechos que narra. García Márquez se traslada  al año 1949 cuando era reportero de un diario y cubrió una noticia fascinante.

En el antiguo hospital de Santa Clara iban a construir un hotel de cinco estrellas y cuando estaban vaciando las criptas funerarias, en la tercera hornacina, apareció una cabellera de color cobre intenso que correspondía a una niña: Sierva María de Todos los Ángeles. Extendida en el suelo, la cabellera medía veintidós metros con doce centímetros. Además este acontecimiento también estaba presente en la memoria oral. Su abuela le contaba la historia de una marquesita de una larga cabellera que murió de rabia y que fue venerada por los milagros que hacía. Con este inicio tan sugerente nos disponemos a descubrir quién era esta niña y cuáles fueron las causas de su muerte.

 La historia se sitúa en Cartagena de Indias durante el siglo XVIII. Se pone de manifiesto cómo era la sociedad en la época colonial, en la que conviven tres mundos diferentes: el español, el indígena y el africano, con sus creencias y su cultura, en la que se pone de relieve el poder jerárquico de la iglesia, la decadencia del sistema esclavista, la Inquisición, la intolerancia, la incomprensión y la superstición. En este peculiar escenario García Márquez emplea un lenguaje rico y expresivo y utiliza recursos estilísticos para conseguir el tono narrativo deseado. Veamos algunos ejemplos:

El realismo mágico que incluye elementos fantásticos para profundizar en la realidad. Así, las supersticiones y  coincidencias en los sueños, permiten que lo cotidiano aparezca como trascendental. Un sueño premonitorio indica que Sierva María y Cayetano se encontrarán. “Una niña sentada frente a la ventana de un campo nevado comiéndose una por una las uva de un racimo. En la última uva estaba la muerte”. La fe ciega de todos en el dictamen del obispo: “Está poseída por el demonio”, a pesar de los diagnósticos de los médicos que no encontraban ningún síntoma de la rabia en Sierva María. O también cómo Bernarda, madre de la niña, creyó descubrir en su hija una condición fantasmal que la atemorizaba y la echó de la casa para que viviera con los esclavos.

Utilización de la hipérbole: “Lloró con lágrimas de aceite ardiente que le abrasaron las entrañas”. “Las golondrinas rociaron calles y tejados con una nevada de añil nauseabundo. Nunca se había visto que las golondrinas cagaran en pleno vuelo ni que la hedentina de su estiércol estorbara para vivir”.

Ygnacio, marqués de Casalduero, padre de Sierva, en sus diálogos emplea sentencias para expresarse: “Vivo espantado de estar vivo”. “En mi casa se hace lo que yo obedezco”. “Ningún loco está loco si uno se conforma con sus razones”.
Disposición temporal del relato. El narrador no sigue un orden lineal y cronológico para contar los hechos narrados, sino que interrumpe la narración con saltos temporales hacia el pasado. De esta forma conocemos la vida de los personajes que son anteriores a la historia central. Hay constantes referencias temporales. Comienza el 7 de diciembre, día de San Ambrosio, fecha del cumpleaños de Sierva. “Un perro cenizo con un lucero en la frente irrumpió en el mercado el primer domingo de diciembre”. “Hasta principios de enero no se volvió a saber nada de los mordidos”. Sagunta informa al marqués de que en marzo habría un eclipse total de sol”. “A mediados de marzo, los males del mal de rabia parecían conjurados”.” En abril continúa con el tratamiento de felicidad recomendado por Abrenuncio”. “Ingresa en el convento de Santa Clara el domingo de ramos”. “El 27 de abril, después de que Cayetano abandonó la celda, entraron a buscarla para iniciar los exorcismos”. “El 29 de mayo, muere Sierva María”. Por lo tanto, el tiempo del relato comienza desde que la muerde el perro hasta su muerte, es decir, que transcurre en pocos meses.

Observamos que los temas más recurrentes del autor están presentes en este relato, como la soledad, el amor y la muerte. El amor está marcado por la fatalidad. Es un amor imposible que mantienen en secreto. Una niña de doce años y un cura de treinta y seis encargado de exorcizarla. Este vínculo amoroso repugna a las ideas morales de la época. El aprendizaje amoroso  de Sierva María sucede a través de los sonetos de Garcilaso. Se preserva la idea del amor ideal mediante la castidad. “Él había decidido mantener su voto hasta recibir el sacramento y ella lo compartió”. (Voto de castidad del sacerdote y el sacramento del matrimonio). Aquí vemos un propósito de legitimar su amor. En otro pasaje se observa el terror que le provoca a Cayetano Delaura la presencia del amor-demonio que lo lleva a flagelarse por el sentimiento de culpabilidad debido al carácter prohibido de la relación. Además el obispo lo castiga y lo manda de enfermero a un hospital de leprosos, relegándolo en las sesiones de exorcismo. Delaura sigue yendo todas las noches al convento para encontrarse con su amada, hasta que tapian el pasadizo que lo conducía hasta allí. Continúan martirizando a la niña para que expulsara de su cuerpo a los demonios. Sierva María no entendió por qué no fue más Cayetano Delaura a su celda y murió de amor: “La guardiana que entró a prepararla para la sexta sesión de exorcismos la encontró muerta de amor en la cama con los ojos radiantes y la piel de recién nacida. Los troncos de los cabellos le brotaban como burbujas en el cráneo rapado, y se les veía crecer”.

Una vez más, García Márquez nos sorprende por la forma de contar y el placer que nos proporciona la lectura de esta novela.

                                                                                                                        Emilia Méndez