CLUB DE LECTURA. COMENTARIO

Olga Merino. Foto de Marta Calvo. Librujula-Público

La forastera, Olga Merino
“Ellos no lo saben pero aquí estoy bien, con el huerto y los perros, las trochas y mis piernas…No les tengo miedo. Chismorrean…Creen que estoy loca porque fecuento el cementerio, hablo en voz alta frente a la tumba de mi madre, bebo, me río sola y apenas trato con nadie…Que estoy mal de la cabeza, dicen. Si acaso estoy loca de puro cuerda .Yo conozco mi sombra y mi verdad”.

 

Así comienza esta novela ambientada en la España vaciada que toma elementos del
western contemporáneo para reflejar problemáticas sociales, como el respeto a la
naturaleza, la supervivencia, el peso del paisaje, el abuso de poder que ejercen los
caciques y la justicia.
La acción se sitúa en un pueblo olivarero del Sur, “un pueblo extraviado en mitad de
ninguna parte” y es en ese lugar sin nombre donde la protagonista busca refugio.
Ángela viene de Londres traumatizada porque su pareja se ha suicidado tirándose al
Támesis. En esa aldea vive su madre con la que hace tiempo que no se relaciona e
intenta reconducir su vida.
La historia avanza poco a poco y hay saltos temporales entre pasado y presente que
aportan dinamismo a la narración. Junto a las vivencias actuales evoca recuerdos de su
infancia y juventud. Sabemos que nació en Barcelona y allí terminó bachillerato. Es hija
de emigrantes que se fueron del pueblo para buscar un futuro mejor. En su adolescencia mueren su padre y su hermano y la madre regresa a la aldea. Vivió en el Londres de Margaret Thatcher y allí conoció al amor de su vida.
A raíz del suicidio del terrateniente del lugar Ángela quiere saber lo que le han ocultado y se informa de historias de su familia que desconocía, como la enemistad entre los Marotos, su familia y los Jaldones, los caciques que se quedaron con sus tierras. Las pasiones clandestinas de ambas familias, lo que ocurrió en la guerra civil. La protagonista por fin descubre que fue a la aldea para saber quién fue su padre y la causa de su muerte. Además el suicidio de Don Julián tiene consecuencias en su vida.
Ahora las herederas, las Mellizas pretenden repetir la historia y arrebatarle su casa. Se encadenan las amenazas, la hostilidad y la violencia. Tiene que dejar su casa para facilitar el negocio inmobiliario. Pero Ángela se defiende y hace justicia a todas las humillaciones y abusos que sufrió su familia. El final del libro nos sugiere su victoria El tema principal es el suicidio. Hay una cadena de suicidios en su entorno de la que la propia protagonista teme verse también víctima. Un psiquiatra hace un estudio sobre las causas del suicidio en esa comarca. Tal vez un comportamiento familiar aprendido que se transmite de generación en generación, como en los Jaldones. O puede haber otras causas, como el aislamiento, la soledad, la endogamia, las sustancias venenosas que segregan los nogales, la melancolía de los húngaros que llegaron hace siglos, el viento que los volvía locos… Los personajes hablan del suicidio con veneración y
respeto.
Esta novela nos ha acercado a la España rural y a la rudeza de la vida en esos lugares. Emplea un lenguaje sensorial y percibimos los colores, olores, los ruidos, el viento…

                                                                                        Emilia Méndez