La muerte de Iván Ilich, León Tolstói
Estamos ante una novela imprescindible por el tema trascendental que trata: la muerte. Un narrador omnisciente nos transmite los sentimientos, la conciencia y pensamientos del protagonista en el final de su vida. En el primer capítulo asistimos al funeral de Iván Ilich, un magistrado que a los cuarenta y cinco años tiene una carrera exitosa, una familia y de repente enferma de una dolencia incurable. Ya desde el principio nos tropezamos con la insensibilidad social ante la muerte de los demás. Por una parte sus colegas que aspiran a la vacante laboral que deja y al fastidio que les provoca cumplir con las convenciones sociales de asistir al entierro. Por otra parte la viuda, Prascovia Fiodorovna que se queja de lo que ha tenido que soportar y lo espantoso que han sido los últimos días de su marido, además de interesarse con lo que va a cobrar al quedar viuda. La hipocresía de la burguesía rusa queda perfectamente reflejada en esta secuencia. A continuación se relata la vida del protagonista hasta llegar al momento de su muerte. Su ascenso en la escala social, los mejores momentos de su vida, el círculo de amistades que va creando, la vida agradable que lleva. Su matrimonio con Prascovia y cómo evoluciona la vida conyugal.
Al principio todo iba bien, pero se desencanta de su matrimonio.” A su familia le exigía: mesa, cama y orden en la casa.” Encuentra una forma de evadirse refugiándose en su trabajo. Iván Ilicch sigue una trayectoria vital como correspondía a su estatus social, es decir, decorosa, ha ascendido en su carrera, tiene una casa agradable que él mismo se ha encargado de decorar. Hay un golpe simbólico cuando sube a una escalera y cae, precisamente cuando está en su mejor momento porque ha llegado a lo más alto y empieza el declive. Aparecen los síntomas de la enfermedad. El protagonista pasa por distintas fases, desde el rechazo inicial a su malestar físico hasta aceptar que lo vean distintos médicos con la esperanza de encontrar un remedio a su padecer. El dolor físico y el sufrimiento mueven al protagonista a hacer un examen de conciencia y a analizar cómo ha sido su vida. Pasa por las distintas etapas y reconoce que los
recuerdos más felices corresponden a la infancia. Se ha esforzado por ser un buen juez, esposo y padre, pero no ha vivido plenamente, su vida ha sido superficial, sin trascendencia espiritual y ahora ya no tiene solución porque se acerca la muerte. Se está muriendo y no le importa a nadie. La soledad que siente. La indiferencia de su mujer y de su hija porque les molesta la enfermedad en la medida que cambian el ritmo de su vida cotidiana. Quiere que le tengan lástima y lo compadezcan como a un niño enfermo. Hay un personaje, Guerásim que sí lo comprende. Es un sirviente que se da cuenta de lo que sufría y se compadece de él y lo ayuda. Muestra sinceridad frente a la hipocresía de los demás. Es el único que no mentía.
Se acerca el final del protagonista y crece en él la sensación de lo absurdo no solo de su muerte, sino de toda su vida. Sufre porque no ha experimentado la vida.
Su final agónico se describe desde el último estertor hasta que muere. Por insistencia
de su mujer confesó y comulgó según el rito de la iglesia ortodoxa rusa, aunque él en
su agonía no apeló a la religión.
Ante la llegada inexorable de la muerte se extrae esta importante reflexión: hay que
llevar una vida auténtica, que tenga significado y alejarse de lo superficial.
Emilia Méndez Pérez