La buena letra, Rafael Chirbes
Estamos ante una novela conmovedora y dura que nos lleva a reflexionar sobre los grandes temas de la literatura: el amor, la solidaridad, la maldad, el sufrimiento, las traiciones, las injusticias, la soledad y la muerte.
La novela fue publicada en 1992 y en la edición del año 2000 hay una nota en la que Chirbes explica por qué eliminó el último capítulo y la idea que prevalece es mantener a la protagonista en su rebeldía y desesperación, que son también las del autor, ya que “el paso del tiempo no corrige las injusticias sino las hace más profundas”. Lleva una dedicatoria: A mis sombras. Esta palabra cobra un significado simbólico, pretende revivir el pasado y poder transmitirlo .
La primera secuencia está destacada en cursiva y narrada en presente por Ana, que ya en su
vejez hace una revisión de su vida y le cuenta a su hijo y a ella misma la historia familiar. Le
explica cómo era el lugar de dónde viene y le disgusta cómo se ha ido transformando. Bovra y
Misent, dos pueblos de Valencia inventados son el escenario de esos años que la protagonista
evoca. El perfume de la madreselva es el detonante que sirve para recordar el pasado y hablar.
Utiliza un lenguaje sencillo y directo, propio de la narración oral. Las secuencias narrativas o
capítulos son breves e intensos. Comienza con retazos de su infancia, su noviazgo y matrimonio, la vida tranquila que llevaban hasta que estalló la guerra. Confiesa cómo sufrió la
derrota su familia al ser republicana. Toda la dureza de la posguerra se expone en pequeñas
escenas, sin describir las humillaciones y atrocidades de los vencidos. Veamos algunos ejemplos: los trenes llenos de gente buscando a familiares, los fusilamientos en las tapias de
los cementerios, el hambre y la miseria, los sacrificios para llevar la poca comida que tienen al
familiar encarcelado y posteriormente acogerlo en su casa cuando ya sale de la cárcel. En su
desesperación Ana pronuncia frases tan rotundas como esta: “Aprendimos la suciedad del
miedo”. La protagonista trata de evadirse de tanta penuria yendo al cine los domingos con su
hija. Allí llora y se desahoga.
Chirbes crea unos personajes auténticos y creíbles que ayudan a que el relato avance. Los
acontecimientos más importantes surgen con la evolución psicológica y moral de los
personajes. Hay una atracción mutua y reprimida entre Ana y su cuñado Antonio. Su madre y
su cuñada Gloria también lo perciben. Ana está confundida y se siente culpable de traicionar a
su marido, aunque realmente no pasó nada. Antonio es un lastre para la familia. Deja de trabajar, roba el poco dinero que tienen para gastarlo en el juego y prostíbulos, contrae
deudas que tienen que pagar los suyos y lo más que exaspera a la protagonista es que su
marido lo justifica: “La cárcel lo ha hecho polvo”. Todo se agrava cuando hace su aparición
Isabel, que llega a Bavra con el propósito de casarse con Antonio. Viene de Valencia, donde
trabaja de sirvienta en una casa acomodada. Sabe hablar inglés, viste y se peina diferente y
además escribe y habla muy bien. Se instala en la casa familiar y se casa con Antonio. Es
significativo el lugar que ocupa la escritura, de ahí el título de esta novela: La buena letra. Ana
admiraba a Isabel porque escribía y la letra era bonita: “en la que las bes y las eles sobresalían
como las velas de un barco”. Al principio se ayudaban y llegaron a un acuerdo: Ana le enseñaría a Isabel a cocinar y coser. A cambio esta le daba clases de escritura. “La buena letra es el disfraz de las mentiras”. Todo resultó falso. Los valores y sentido de la vida entre estas dos mujeres es totalmente opuesto. Antonio e Isabel rompen el vínculo con toda la familia y se sitúan un peldaño más arriba en la escala social. Sus nuevas amistades son los que humillaron a los vencidos. A Tomás le afecta el desprecio de su hermano hacia los suyos. Le cambia el carácter. Se envilece con las traiciones y muere joven. La vida continúa y Ana sigue contando los trabajos que pasó sin ninguna ayuda para que su hijo pudiera estudiar. Cuando venía de vacaciones con sus amigos, le parecía lejano. Siente que empieza a perder a su hijo. Cuando lo veía escribir recuerda nuevamente: “La buena letra es el disfraz de las mentiras”. Ya las personas que han sido importantes para ella han muerto. Los envidiaba porque no vieron el destino de los que quedaron.
Pero lo que más afectó a Ana es la traición de su hijo. Aquí surge el valor simbólico de las
sábanas que le regaló a su nuera y que se estropearon sin que las usara porque no las valoró.
El sistema de valores cambia en esta nueva generación. Los hijos de los que vivieron la guerra
tienen otra evolución moral y unos valores contradictorios con aquellos. El monólogo de Ana
surge por el miedo a perder su casa y el dolor que eso le supone. Su hijo y su sobrina están
decididos a vender su casa. A edificar pisos en el solar que ocupa la casa. Intuye que también
su hijo se ha pasado al bando de los vencedores. Que sus sufrimientos y sacrificios no han
servido para nada.
Decíamos que la palabra sombra es constante en la novela. Ejemplos: “Las historias en la
cabeza le venían cuando olía el perfume de la madreselva, ese olor también le trajo el
recuerdo de la sombra herida de su marido cayendo sobre el sueño infantil del hijo”. “Cuando
ella muera las sombras se borrarán un poco más y el viejo sufrimiento habrá sido inútil”. “Su
marido ya había muerto, él se había ido, pero su sombra cruzaba cada día entre nosotros”.
También nos ha parecido significativo cómo se deshace de recuerdos del pasado. Tras la
muerte de su marido quema la foto borrosa del día de su boda que había guardado durante
años porque se acordó de las palabras que este dijo: “Parecemos espíritus escapados de la
tumba”. También quemó un retrato que le había hecho su cuñado Antonio, este lo mantuvo
oculto durante muchos años y se lo dio en su lecho de muerte. Ella tuvo la impresión que
mientras ardía el fuego lo reconciliaba con todos.
Emilia Méndez Pérez