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23 de Junio, 9,30 de la mañana. Mientras se está fraguando el Brexit otro grupo de personas estiman que es más interesante un encuentro que una despedida. Así a esa misma hora en que ellos estudian la manera de irse de Europa, nosotros, aquí en su Plaza, la de Europa, decimos sí al estar juntos y compartir. Tras los saludos de rigor rugieron los motores de la guagua rumbo a Tegueste, sede casi habitual de nuestras últimas convivencias. Llegados a nuestro destino y después de cumplir con el ritual de cortados e infusiones, dio comienzo el acto cultural que entronizó nuestra presidenta amenazando humorísticamente con aprovechar el momento para la celebración de la Asamblea. Un montaje audiovisual magistralmente presentado por Miguel Hernández resumió las actividades que se llevan a cabo en La Asociación, actividades de muy diversa índole y adaptadas a los distintos intereses de los asociados. Desde aquí se hace un llamamiento a una mayor participación.
Un monólogo de nuestro compañero Jesús Bayón sobre el Quijote rindió homenaje al IV Centenario de la muerte de Cervantes. Fue todo un alarde de memoria. La premura del tiempo impidió que nos recitara toda la obra completa sobre el famoso Hidalgo. Genial.
Claudia preparó una coreografía que despertó el entusiasmo de los presentes ante la vitalidad puesta de manifiesto por los participantes que dieron de sí todo lo que tenían menos los años.
Kali, artista ya conocida por nosotros, nos deleitó con algunas composiciones, una de ellas estreno para la ocasión. Se agradece el detalle. Después fue la responsable de amenizar la sobremesa.
Pastora y Conchi Jerez reivindicaron el teatro con la puesta en escena de una breve pieza rememorando su paso por la enseñanza: Escenificaron un dictado en el que se escribía poco y se bebía y comía mucho.
La Coral, dirigida por María Rosa D’Acosta , interpretó un repertorio hábilmente elegido , en el que se atrevió hasta con el «O Sole Mio» de los Tres Tenores. Hay que destacar el crecimiento de este coro en las manos de su Directora. Mucho ha sido el trabajo y los frutos no han sido escasos.
La actuación de la rondalla cerró el acto. Fue precedida por un recuerdo a José Manuel Soto que puso de manifiesto la destreza en el manejo de la púa, próximo al virtuosismo, de Quique Melián. Con un maestro así la rondalla cubrió las espectativas y aún tiene mucho que decir. La voz de Antonio Macías, un timple y manos prestadas despertaron la emoción de un recuerdo que se hizo presente.
La comida tuvo lugar en «El Barco». Catering Goya se hizo cargo de calmar un apetito que reclamaba ser escuchado y que se dio por satisfecho. Comida de tintes canarios para seguir haciendo patria. Con nota. La sobremesa divertida, bien amenizada. Un detalle, la minibarra que ayudó a algunos tímidos de los que allí estábamos, a desinhibirse. Bien todo
Felicidades a aquellos que lo hicieron posible y hasta la próxima.
Texto: José Mª Moral Cruz