UN CAMINO «MÁGICO»

CAMINO DE SANTIAGO – 2021

DE SARRIA A SANTIAGO

El día 19 de septiembre de 2021 fue la fecha de inicio para que se cumpliera las ilusiones que habían  quedado interrumpidas en el 2020 por el COVID.  Esta última etapa ha significado para una parte del grupo el culmen de un largo camino que había comenzado en el 2013, en Roncesvalles, y para otros, un gran descubrimiento emocional.

Hablar de esta etapa me es un tanto difícil porque para mí el Camino ha tenido un significado que quizás no lo tenga para otros. No voy a enumerar lo que se hacía cada día ya que eso está en el programa. Solo voy a hablar de mis impresiones y de lugares en concreto.

Comenzamos en Sarria (Lugo) donde nos quedamos en el 2019 y a medida que íbamos avanzando, nuestras ilusiones y alegría aumentaban por la visión tan espectacular que se nos presentaba. A lo largo de esta etapa hemos podido observar aldeas y campos maravillosos, que a veces parecía hacer daño a la vista de lo preciosos, bosques con comunidades vegetales de castaños, robles, encinas, hayas…y  pasillos enmarañados de vegetación formando una larga bóveda. Ha sido tan espectacular que para cualquier sitio que mirásemos nos enamoraba. No quiero olvidar aquellas aldeas llenas de encanto  por las que pasábamos y donde podíamos presenciar cuál era su sustento: mucho minifundio, ganado (vacas, sobre todo) y la amabilidad de su gente al preguntarles. A medida que nos acercábamos a Santiago, el paisaje fue cambiando. Grandes parcelas o latifundios de monocultivos, como el millo y grandes casas, no por ello más feo.

También quiero expresar mi opinión sobre algunos de los lugares que visitamos  por las tardes. Particularmente me impresionaron dos. Los Cañones del Sil, el primer día que llegamos, que aunque se deslució un poco por la lluvia, se podía apreciar la magnitud de su belleza. Se encuentra al norte de la provincia de Orense y es una garganta excavada  por el río Sil poco antes de unirse al Miño, destacando sus sinuosas curvas y grandes pendientes verticales trabajadas  desde muy antiguo y plantadas algunas de ellas de viñedos . El otro lugar, ya finalizado el Camino, la visita y almuerzo  en el Pazo de Faramello, en la comarca del Sar, a 12 Km de Padrón y de Santiago. Tiene un origen industrial, pues se fundó a partir de la Real Fábrica de Papel de Faramello, a principios del siglo XVIII. Por él pasa el río Tinto y destaca su construcción en terrazas y su variada y rica vegetación.   Los dos son dignos de ver por ser diferentes a los lugares de visita que se realizan  generalmente, como castillos, conventos, iglesias… 

He dejado para el final la llegada y visita a Santiago. Para muchos de nosotros fue emocionante porque no lo conocíamos, además de significar el final de un reto. Pudimos visitar y contemplar todo el entorno acompañado de un guía, incluida la Catedral y el Pórtico de la Gloria. Fue un día caluroso con muchas emociones encontradas, pero que nos llenó de alegría.

No quiero olvidar algunos de sus almuerzos, como el puchero en Orense (casi me muero), El pulpo en Ezequiel en Melide (un día muy divertido) y la mariscada en el Pazo de Faramello (espectacular). He de contar que estando en el postre de este último lugar, nos llegó la noticia de que había explotado el  volcán en La Palma.

 Tampoco quiero dejar pasar el disfrute que nos producía el primer cafecito de la mañana cuando hacíamos una paradita o la cerveza y el vino al final de la etapa del día, acompañados de un buen trozo de tortilla, de un grosor y color amarillo extraordinario.

Para finalizar, quiero dar mi opinión personal de lo vivido, que creo se asemeja mucho al resto del grupo. Desde que empecé esta etapa sentí que era diferente a las anteriores. No sé si influyó el paisaje tan bonito o los distintos grupitos que íbamos formando por el Camino o los dos a la vez. Me ha servido para desconectar de las preocupaciones, es mágico porque te dejas llevar y además vas viendo los regalos de la naturaleza y todo te va  enriqueciendo, como hablar con gente de otros países o con los de tu propio grupo y te das cuenta que todos llevamos una penita en el alma y cómo los problemas o tristezas de los demás te hacen dar cuenta que los tuyos no son tan graves. Se vive todo tan intensamente que hasta una simple canción folklórica (Danny Boy), tocada por una pareja de irlandeses con un acordeón, te hace sentir que estás en otro mundo.  También tengo que decir que me he divertido como nunca y he conectado con gente maravillosa de la que he aprendido mucho.

En fin, mi palabra para describir el Camino es “Mágico”.

Quiero darle las gracias en nombre de todo el grupo a la guía María, que en todo momento nos hizo más fácil el Camino con su ánimo y buen hacer.

                                                                                Carmen Nieves Rodríguez