Club de Lectura. Comentario

Elcultural

   LOS OJOS CERRADOS, Edurne Portela

La autora nos tiene acostumbradas a hablar de violencia en sus novelas. Lo comprobamos cuando leímos Formas de estar lejos, cuyo tema principal era la violencia de género. En este libro habla de la represión y los traumas que sufre la población civil después de la guerra, es decir, la violencia histórica y su memoria. No es un relato sobre la Guerra Civil Española porque tiene un sentido universal: el horror y la brutalidad de la guerra. Por eso se deslocalizan el lugar y el contexto histórico donde ocurren los hechos. No obstante los lectores la identificamos con la guerra civil.
La estructura externa de la novela se inicia con una dedicatoria “A José Ovejero, la llava de todas mis puertas”. Le siguen 46 capítulos sin título y de pocas páginas de extensión. Finaliza con un apartado de agradecimientos y nos ha parecido muy emotivo el que dirige a su padre y al abuelo que no conoció.

En cuanto a la estructura inerna el texto se construye con dos núcleos temáticos: por  una parte la memoria histórica. ¿Qué ocurrió en Pueblo Chico después de la guerra que marcó  el destino de los personajes de esta historia? Por otra, el refugio en la España vaciada de una pareja en crisis. En este texto de estructura coral se utilizan hábilmente los elementos narrativos porque se alternan tiempos, personajes y narradores. Los hechos no se relatan siguiendo un orden cronológico, sino a través de saltos temporales que requieren esfuerzo en la lectura. Las voces de los personajes se combinan. Así, Pedro, el personaje principal usa la primera persona en  forma de monólogo interior, mientras que un narrador omnisciente da voz a los otros personajes. Además de las historias entrelazadas del presente y del pasado de los personajes de Pueblo Chico hay otros capítulos con cuentos y leyendas sobre lobos, lindes, nieblas y bosques amenazantes.

Veamos que ocurrió en este lugar cuando acabó la guerra porque la represión, la crueldad de los vencedores y sus efectos es lo que subyace en la novela. Pedro es testigo de la violación a su madre por un grupo de militares y cómo torturan a sus padres hasta la muerte. Esta es una escena de mucha crudeza. Uno de sus vecinos participa en la matanza. Este niño traumatizado para siempre  queda huérfano y se convierte en una víctima incómoda, un vive-aparte, lo mismo ocurre con otro de los personajes, Adela con un destino trágico. El título del libro es una metáfora de lo ocurrido. Todo el mundo sabe lo que pasó, hay cobardía y silencio. Hay miedo a que esa violencia recaiga en ellos; por eso no se enfrentan a las injusticias y cierran los ojos. Luego sienten vergüenza porque la complicidad crea vergüenza y con ese silencio y sentimiento de culpa cargan los personajes ( Teresa, José… incluso Federico) La imagen de los ojos cerrados se repiten a lo largo del libro. La venganza también está presente. Pedro es una víctima, pero también verdugo. Destacamos también que las muestras de solidaridad y protección se dan entre los marginados.

La combinación con el segundo núcleo temático, la España vaciada está muy bien llevada. Ariadna y Eloy, pareja en crisis se dan un año de prueba y se  instalan en Pueblo Chico. Pero iremos descubriendo que esa no es la verdadera razón de Ariadna. Quiere averiguar quién era su padre y es Pedro, el personaje principal el que une los hilos de la trama y nos desvela el vínculo entre Ariadna y su familia.

Emilia Méndez Pérez