Seguimos celebrando nuestras raíces canarias con pequeños fragmentos de nuestro sentir y tradición .
Hoy les comparto una parte de un poema de mi libro: «En el andar del tiempo», dedicado al nombrete. Esa forma tan nuestra de bautizar con cariño, picardía o humor a familiares, vecinos o conocidos.

El Murciélago
Poner apodo en las Islas
es algo muy peculiar,
aunque en el hablar canario
nombrete suelen llamar.
En nuestra geografía
muchos podemos citar
nombrando algunos de ellos
mejor se puede apreciar
esa fuente inagotable
de imaginación popular,
que llena de historia pueblos
y nos hace recordar
tiempos cercanos vividos
siglos incluso, quizás.
En nuestra Isla Bonita
nadie se suele escapar,
todo el que llega aquí
el bautizo ha de tomar.
A la capital palmera
un peninsular llegó
y con orgullo decía
ningún mote tendré yo.
Iré de casa al trabajo,
cuando quiera pasear
yo de mi casa saldré
mientras duerma la ciudad.
Al amanecer el día
bautizado estaba ya,
El Murciélago, su nombre,
no tenía vuelta atrás.
Poema e ilustración: Eulalia Teresa Rodríguez





