La señora March, Virginia Feito
Esta obra se publica en inglés y es la primera obra que escribe Virginia Feito (Madrid, 1988). Está traducida al español y a otros idiomas con gran éxito de ventas y bien acogida por la crítica. La autora confiesa que escribe en inglés porque se siente más cómoda y segura en esta lengua. Es licenciada en Literatura Inglesa, ha estudiado Arte Dramático y Publicidad. Lectora de literatura gótica y novela negra, aficionada al cine y a las series de este género, se puede observar la influencia de Hitchcock, Patricia Highsmithy y Shirley Jackson en esta novela. Además una adaptación de la novela se llevará al cine y será interpretada por Elisabeth Moss. Decidimos leer este libro por las recomendaciones de críticos literarios, generando muchas expectativas en nuestra tertulia y no nos defraudó la elección de este libro. Además desde diciembre no nos reuníamos de forma presencial y ha sido un motivo más para participar y compartir opiniones.
La señora March pierde el juicio cuando le comentan que la protagonista del último libro de su marido está inspirada en ella. Es comprensible porque se trata de Johanna, una prostituta mayor que da pena a los clientes y le pagan sin utilizar sus servicios. Desde ese momento su vida cotidiana es insoportable. Empieza el miedo, alucinaciones, la ansiedad, cree que la critican y la juzgan, que se ríen de ella, duda de su marido y teme que quiera deshacerse de ella.
La señora March está caracterizada con unos rasgos psicológicos que definen muy bien su personalidad. Hemos analizado secuencias narrativas que la presentan como una mujer insegura, neurótica, obsesiva, siempre pendiente de la opinión ajena, nada empática, poco maternal y afectiva, distante, incapaz de interactuar con los demás, pues le crea nerviosismo y aprensión. El narrador aporta también episodios obsesivos ocurridos en la infancia de la protagonista. Era una niña insegura, cruel y malcriada. El diagnóstico del psicólogo: “Escasez de herramientas emocionales para controlar su desbordante imaginación y falta de atención parental”. Pertenecían a la clase alta neoyorquina y la relación con sus padres fue rígida y formal.
Nos han gustado mucho las descripciones por la utilización de olores y colores, principalmente el rosa. Veamos algunos ejemplos: “todo era de un color rosa cursi y empalagoso como el aliento con olor a chicle de una niña de quince años”. “El sujetador era suave y ligero y tenía un olor dulzón, y por todo eso recordaba a la nata montada”. “El cadáver ya presentaba un sutil tono verdoso, y la piel parecía haberse aflojado, como una funda de tabla de planchar mal ajustada”.
Nos hicimos muchas preguntas acerca de la protagonista y su relación con los demás personajes. Consideramos que es una obra bien escrita y el final muy acertado.
Emilia Méndez Pérez