SENDERO PORIS DE ABONA-ABADES: COMENTARIO

El sábado 2 de abril  realizamos el sendero por la costa de Abona,  entre el Porís y Abades. Una ruta de ida y vuelta que incluyendo la subida y la bajada de la montaña de Abades, tuvo un recorrido de 11 km.  aproximadamente.
Empezamos nuestra jornada bebiendo  el acostumbrado café previo al esfuerzo, en el pueblo del Porís. El tiempo se presentaba estupendo para caminar, sin el intenso sol y calor que suele hacer en esta zona.
El sendero transcurrió a la orilla del mar, por una costa donde las lavas han dado lugar a formas caprichosas dejando entre ellas pequeñas calas y charcos en los que se  pesca, se toma el sol o simplemente se puede gozar del mar como mejor plazca y donde las playas  de arena clara, aunque no rubia, invitan al baño o a hacer deporte.
A lo largo del camino se apreciaba  el contraste entre suelos de color claro  con algunas coladas oscuras. La flora de la zona es la propia de las zonas costeras de nuestra isla: tabaibas, cardones, lechugas de mar, uvas de mar etc…
Dominando el paisaje, el faro de Abona junto a los aerogeneradores del Parque Eólico del Porís y también a lo lejos la leprosería abandonada y que no llegó nunca a funcionar como tal gracias al descubrimiento de nuevos medicamentos contra la lepra.
Desde lo alto de la Montaña de Abades pudimos observar algunos edificios volcánicos de la zona.
Un precioso paisaje de la costa sur de nuestra isla y por ello, no podemos pasar por alto referirnos a la basura que nos íbamos encontrando  en ciertas zonas  del litoral dejada por  los usuarios de las mismas,  sin tener en cuenta el gran desastre ecológico que pueden ocasionar, deteriorando un medio natural del que todos podemos disfrutar.
Al final del sendero, de vuelta al Porís, compartimos mesa y mantel en el “Bar de Todos» con el buen ambiente acostumbrado que nos recompensó del esfuerzo.
Otro sendero que  transcurrió con la normalidad y la camaradería acostumbrada en esta actividad de la Asociación.

    Vídeo del sendero

                                           Fotografías : Ana Lerchundi